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Islas flotantes de Copenhague
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Las islas flotantes de Copenhague: una nueva idea de sostenibilidad

En el mundo surgen constantemente nuevas ideas y soluciones para rediseñar los espacios urbanos de las ciudades con el fin de revitalizar los espacios públicos, todo ello en el marco del denominador común de la sostenibilidad. La idea de las islas flotantes de Copenhague va indudablemente en esta dirección.

Islas flotantes de Copenhague

La curiosa y, sin duda, innovadora idea nació gracias al arquitecto Blecher y al estudio danés Fokstrot. Ambos han presentado su nuevo proyecto de espacio público en el corazón de Copenhague. La idea consiste en la realización de tres islas artificiales, que se sumarán a la ya existente y anclada en el puerto de la ciudad desde hace unos años. El objetivo de este proyecto es doble: por un lado, revitalizar algunas partes del antiguo puerto para beneficio de los residentes, y por otro lado, el deseo de los arquitectos de favorecer el crecimiento de la vegetación, en provecho de la fauna local, como insectos, peces y aves.

Las islas flotantes de Copenhague serán de uso público y gratuito para todos aquellos que deseen aprovecharlas. La isla actual, que existe desde 2018, consiste en un área de madera de unos 20 metros cuadrados, con una planta de tilo en el centro.

Obviamente todas serán móviles y flotantes, además de estar cubiertas de vegetación y de estar hechas a mano. El objetivo de las islas es básicamente agrupar a la gente, por lo que habrá saunas flotantes, zonas de recreo como bares, además de zonas en las que se promuevan actividades deportivas como la natación.

La idea de las islas flotantes de Copenhague es, sin duda, una idea muy innovadora en términos de planificación urbana. Además, es flexible a las necesidades del medio ambiente gracias al hecho de que los nuevos espacios se crearán utilizando sólo materiales reciclados y sostenibles. En caso de que pases por Copenhague, puedes visitar el viejo puerto para ver estas islas flotantes en vivo.

Ciudades sostenibles: Gotemburgo
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Ciudades sostenibles: Gotemburgo pionera del biológico

Afortunadamente, no escasean las ciudades sostenibles en el viejo continente, pero hay una que parece que ha ganado a las demás. Se trata de Gotemburgo, la segunda ciudad más grande de Suecia, que se ha convertido en una referencia mundial gracias a las zonas verdes, las soluciones sostenibles y la agricultura orgánica.

Ciudades sostenibles: Gotemburgo

Gotemburgo, ciudad sostenible y green

Esta joya entre las ciudades sostenibles, ubicada en la costa oeste de Suecia, no siempre ha sido como la conocemos ahora. De hecho, la Revolución de Gotemburgo comenzó a mediados de la década de 1980, cuando la antigua ciudad industrial dio los primeros pasos hacia un largo camino en dirección de la sostenibilidad y la mejora de la calidad de vida. Hoy en día, el impulso ecológico es visible en muchos aspectos de la vida urbana: desde la llegada a la ciudad, con el 90% de los alojamientos certificados como ecológicos, hasta el eficiente y limpio transporte público, que será objeto de una conversión eléctrica completa en el 2030. No hay que olvidar el sharing y la micro movilidad garantizada por el servicio de alquiler de bicicletas y scooters eléctricos de la ciudad. El mundo de lo orgánico es una constatación tanto en lo que se refiere a los cultivos urbanos como a la alimentación, que se distingue por sus excelentes platos de pescado.

Gotemburgo ciudad sostenible

Los parques y las zonas verdes también contribuyen a hacer de Gotemburgo una de las ciudades más sostenibles de Europa, dándole un estímulo adicional a las personas para caminar. Estas características hacen que la ciudad sueca sea un destino turístico popular, considerando además que la Comisión Europea, ha incluido a Gotemburgo entre las “Capitales Europeas del Turismo Smart 2020“. Sin olvidar la nominación “El destino más sostenible del mundo” del Global Destination Sustainability Index. Una ciudad hermosa y sostenible para visitar, pero también para vivir, que es probable que sea, absurdamente, también su mayor punto crítico. La ciudad, de hecho, está en gran expansión y espera otros 250 mil nuevos residentes en los próximos 15 años. Esto hace que sean indispensables numerosas obras de construcción urbana y de viviendas, aspecto siempre muy delicado desde el punto de vista ambiental, al que hay que prestar la máxima atención.

Ahora bien, desde el punto de vista de un turista en busca de nuevas ciudades sostenibles que visitar, no puede faltar un viaje a Gotemburgo para respirar su atmósfera, pasear por sus zonas verdes y disfrutar de una buena comida orgánica, quizás con ingredientes de las propias granjas urbanas de la ciudad.

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Las ciudades del futuro necesitarán cada vez más la biodiversidad y los productos orgánicos

Las ciudades del futuro no podrán prescindir de la biodiversidad y, por tanto, tampoco de lo orgánico. La comunidad científica está de acuerdo en que también hay que prestar atención a los ecosistemas urbanos, que hasta ahora no siempre han sido tenidos en cuenta por la investigación. A nivel urbano un ecosistema sano y equilibrado se traduce en beneficios para los habitantes.

El reto de las ciudades ecológicas y sostenibles del futuro

Las ciudades del futuro deberán considerar la biodiversidad y la agricultura ecológica como valores centrales en los que basar su desarrollo. Las áreas altamente urbanizadas ya no pueden ser excluidas o consideradas como entidades extrañas del balance ecológico de un área. Al contrario, tendrán que integrarse como parte viva de los ecosistemas para poder garantizar una mayor salud y seguridad a sus habitantes, humanos o no. Las zonas verdes serán la clave de la planificación urbana del mañana: desde los parques tradicionales hasta los tejados verdes; todas las soluciones funcionales para la biodiversidad. En este sentido, será necesario centrarse en las especies de plantas nativas, para apoyar la actividad de los polinizadores, base de todo el ecosistema.

Verdes, sostenibles y productivas, las ciudades del futuro podrían tener que producir sus propios alimentos. Es posible que los cultivos urbanos se conviertan pronto en una necesidad o, en el mejor de los casos, un buen hábito. Son buenos para optimizar el espacio y el uso de los recursos y pueden ser más fácilmente orgánicos porque son más controlables y menos susceptibles a los eventos climáticos. Una ciudad verde también garantiza una mayor limpieza del aire y del agua, que son menos propensos a los contaminantes nocivos.

Algunos ejemplos virtuosos ya se pueden ver hoy en día, como el de Toronto en Canadá que está incentivando la creación de un cierto porcentaje de tejados verdes en la ciudad. Pero también en Múnich, donde incluso la gestión de las zonas verdes es natural gracias a la ayuda de un rebaño de ovejas que ayuda a cortar y abonar el césped.

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Granjas orgánicas: mejor pequeñas y cercanas a las ciudades

A primera vista puede parecer un disparate, pero las pequeñas granjas orgánicas ubicadas cerca de las ciudades son las que más rinden. Un hallazgo que surge de un análisis a gran escala publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences realizado en granjas orgánicas.

Las características de las granjas orgánicas

Los datos parecen no dejar lugar a dudas, las granjas orgánicas que funcionan con más éxito son pequeñas y están situadas cerca de los centros urbanos. Pero estos no son los únicos datos que surgieron de la investigación. Los sitios en los que se practica la agricultura ecológica presentan un aumento de la biodiversidad del 34% y, aunque el rendimiento es un 18% menor, los ingresos tienden a ser un 50% más altos. La cifra de biodiversidad se debe a las características menos intrusivas para el medio ambiente de la agricultura orgánica, lo que, sin embargo, conduce a una importante disminución del rendimiento.

Los mayores ingresos son posibles gracias al precio al que pueden venderse los productos orgánicos, debido a la voluntad de los consumidores de hacer frente a un mayor costo para acceder a un producto que se percibe como de mayor calidad. Sin embargo, hay pruebas de que las grandes explotaciones agrícolas orgánicas, desde el punto de vista ambiental y de otro tipo, pueden tener ventajas vinculadas a la aplicación de economías de escala y a la lógica de la producción. Sin embargo, el pequeño tamaño y la proximidad a las ciudades, desde el punto de vista de la rentabilidad, parecen ser las características decisivas. De hecho, permiten mantener los costos bajos y tener acceso a un mayor número de clientes interesados en los productos.

Cuando hablamos de granjas orgánicas, la fórmula perfecta no existe todavía, aunque los datos parecieran favorecer el tamaño reducido y la proximidad a los centros de población, lo que sería deseable es una difusión a gran escala de este tipo de producción, también con el objetivo de hacer más accesibles los productos orgánicos. Sin embargo, es necesario que el beneficio ambiental sea también sostenible desde el punto de vista económico para el productor, en un delicado equilibrio que aún no se ha encontrado.

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Ecología en la ciudad: los cultivos urbanos difunden el amor por el concepto orgánico

Si la agricultura orgánica tuviera lugar en la ciudad, cada vez más personas podrían apreciar sus beneficios, tanto en términos de calidad de los productos como en la protección del medio ambiente. Cada vez hay más ejemplos de agricultores urbanos que tratan sus cultivos con técnicas orgánicas, como se desprende de la investigación de Klaus Lorenz, un investigador de la Universidad Estatal de Ohio, que ha dedicado un breve estudio a la agricultura orgánica urbana.

Agricultura orgánica urbana: ¿a qué punto nos encontramos?

En su estudio titulado «Organic Urban Agriculture», el autor señala que hasta un 5% de toda la tierra dedicada a la agricultura la encontramos en las ciudades, siendo ésta considerada precisamente como cultivo urbano. Sin embargo, este tipo de agricultura se enfrenta a numerosos retos, que son fundamentalmente la calidad del terreno, el aire y el agua. A pesar de las dificultades, cada vez más personas están dispuestas a experimentar con ella.

Las decisiones más importantes que hay que tomar, para poder disfrutar de una agricultura orgánica urbana eficaz, pasan por tener que organizarse como si estuviéramos en una graja urbana. Por ejemplo, estar lejos de las granjas de animales y del campo dificulta el acceso a ciertos recursos, como pueden ser los residuos biológicos de los animales. Pero desde otro punto de vista, los residuos orgánicos – como los restos de los alimentos – de los ciudadanos podrían ser utilizados como abono orgánico. Se trata de un sistema que permite a los ciudadanos tener una colaboración directa con el agricultor, una experiencia que puede acercar a la gente a la agricultura orgánica.

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Los animales y las plantas evolucionan más rápido en las ciudades

Los animales y las plantas evolucionan más rápido en las ciudades, este es uno de los temas centrales del libro Darwin Comes to Town (Darwin llega a la ciudad) de Menno Schilthuizen, periodista científico y profesor de biología. En él, el autor propone un análisis y algunas reflexiones sobre cómo los animales y las plantas hacen frente al entorno urbano en el que se encuentran viviendo.

Evolución urbana

Hay dos temas principales que se articulan en las páginas del libro: la creciente homogeneidad entre las especies y la aceleración evolutiva exponencial en los centros urbanos. Respecto al primer tema, el autor observa cómo el hombre, con su movimiento incesante, ha terminado por «difundir» especies animales y vegetales por todas partes. Esto implica una homogeneidad cada vez mayor entre la fauna y la flora, especialmente en las zonas urbanas. La razón de esto radica en el hecho de que las ciudades de todo el mundo se parecen entre sí, lo que significa que los mismos animales y plantas pueden estar igualmente en una casa de dos ciudades en extremos opuestos del planeta.

El segundo punto es quizás aún más interesante: el entorno urbano se caracteriza por un cambio continuo y repentino, una mutabilidad de condiciones desconocidas en la naturaleza, a las cuales, sin embargo, se está demostrando que es capaz de responder. Las especies urbanas están evolucionando a una velocidad notable, favoreciendo el desarrollo de características favorables al nuevo medio ambiente. Se encuentran algunos ejemplos sorprendentes: en la paloma, cuyo plumaje es más oscuro en las ciudades, capaz de aislar los metales nocivos; el canto del gorrión que en el caos de la ciudad ha alcanzado un tono más elevado para que pueda escucharse mejor; o en las polillas que, entre calles y edificios, se sienten menos atraídas por las mortales luces artificiales. Estos son solo algunos ejemplos de cómo la evolución ha creado sus propios ritmos exquisitamente humanos, para enfrentar los desafíos y aprovechar las ventajas que ofrecen las ciudades.

Cuáles pueden ser las consecuencias de este fenómeno, por razones obvias nunca antes observadas, aún no está claro. Sin embargo, Schilthuizen, se toma la licencia para avanzar un paso más y adentrarse en terreno desconocido, presentando algunas hipótesis. Una evolución tan repentina podría explotarse construyendo ciudades que puedan darle una dirección funcional a nuestras necesidades. Una actividad que podría considerarse, con razón, verdadera ingeniería evolutiva. Actuaría moldeando el espacio urbano para influir en la naturaleza y sus formas, canalizando artificialmente el flujo de la evolución. Una visión singular que plantea más de una duda, pero que sin duda no deja de estimular la imaginación rodeada de una indudable aura de encanto.

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La urbanización: Para 2050 dos tercios del mundo vivirá en ciudades

La urbanización avanza a pasos agigantados: según un informe de la ONU, el futuro de la humanidad está en las ciudades. En las próximas tres décadas más de dos tercios, alrededor del 68% de la población mundial se urbanizará. Los países líderes son las naciones industrializadas emergentes como China e India, a pesar de que su crecimiento económico es puramente agrícola. La ciencia está buscando soluciones para alimentar a la creciente población urbana.

Boom urbano en Asia y África

La urbanización se convertirá en un fenómeno mundial en las próximas décadas. Según las proyecciones del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas para el año 2050, aproximadamente 2.500 millones de personas más vivirán en la ciudad, lo que elevará el porcentaje de ciudadanos del 55% actual al 68%. Para 2030, habrá 43 megaciudades en el mundo con una población de más de 10 millones de habitantes. Si comparamos, hoy hay en el mundo 33 ciudades de más de 10 millones, en 1990 solo había 10.

En Norteamérica, el índice de urbanización es del 82%, mientras que en Europa es del 74%. Por lo tanto, el crecimiento vendrá impulsado por las economías emergentes de Asia y África, donde hasta ahora «solo» la mitad de la población reside en ciudades. Como sucedió en los años de la revolución industrial, el bienestar prometido por la industrialización está llevando a los asiáticos y africanos a abandonar el campo. Según la ONU, el mayor crecimiento tendrá lugar en China, India y Nigeria, que representan más del 35% del crecimiento total esperado para 2050. En 2028 Delhi será el área metropolitana más poblada, superando a Tokio, que hoy tiene 37 millones habitantes.

Urbanización global y nuevas tecnologías

La creciente urbanización plantea muchos problemas para los gobiernos: si la mano de obra se aleja del campo, significa que, para poder cubrir las necesidades alimentarias de la población, la agricultura tendrá que producir más con menos. Si bien la atención se centra por un lado en las cosechas y en métodos para producir más, por otro lado también pone sus miras en las ciudades inteligentes, que solo puedan limitar la contaminación a través de la interconexión de estrategias de movilidad sostenible, sino que también sean capaces de producir alimentos allí mismo.

Si en la primera revolución industrial la imagen principal era la de un Londres victoriano, gris y envenenado por los humos de las fábricas, hoy la tecnología ofrece la posibilidad de escapar de esa pesadilla. Gracias a las nuevas técnicas de agricultura vertical ya en activo en diferentes partes del mundo, las megalópolis de las próximas décadas tienen la posibilidad de alejarse de esa imagen de pozo victoriano gris y pasar de ser un consumidor de recursos a un productor de alimentos. Un paso obligado si queremos hacer frente a la creciente urbanización.