Pesticidas florales para salvar el medio ambiente

Los plaguicidas florales son un ejemplo obvio de lo que el hombre pueda imaginar, en la mayor parte de los casos, la naturaleza ya lo ha creado. Antiguamente las flores ya se usaban como «plaguicidas» naturales, a menudo inconscientemente, pero estudios recientes están confirmando su efectividad real, proponiéndolas como una alternativa válida a los pesticidas químicos.
Pesticidas: un tema complicado
Los problemas relacionados con los pesticidas químicos son numerosos y muy complejos, por lo que se ha creado una gran confusión, especialmente a nivel de los medios de comunicación, sobre los efectos nocivos que algunos de ellos podrían tener. Sin embargo, en el campo científico, a menudo se aplica el principio de precaución según el cual existe una tendencia a evitar todo lo que sea, incluso potencialmente, dañino, lo que ha llevado a muchos países a prohibir algunos pesticidas y buscar sustitutos naturales.
La aplicación de pesticidas sigue siendo un tema controvertido (aunque presente ciertas ventajas), y sin duda sorprenden las últimas declaraciones del INRA (Instituto Francés de Investigación Agronómica), defendiendo que las granjas que usan pequeñas cantidades de pesticidas ganan en productividad y rentabilidad de cosecha. Además, la aplicación, o no, de pesticidas florales puede marcar la diferencia en términos de la calidad de los alimentos que llegan a nuestras mesas.
La respuesta está en las flores
A raíz de estas declaraciones, algunos investigadores británicos y suizos han llevado a cabo estudios, basados en experimentos llevados a cabo en Francia, que confirman la efectividad de los pesticidas florales como alternativa a los de origen químico. Así es como veremos margaritas, tréboles rojos, acianos y zanahorias silvestres en los bordes de los campos, junto con los setos, otro elemento fundamental para la biodiversidad de los campos de cultivo, creando así un hábitat ideal para aquellos insectos que atacan a las especies dañinas.
Entre otras especies de flores que podrían salvar tanto el medio ambiente como la salud humana se encuentran el cilantro, el aciano, el alforfón, el eneldo y la amapola. Incluso estas especies de plantas son capaces de atraer insectos que atacan áfidos, plantas invasoras y otros insectos dañinos, como el escarabajo Oulema Melanopus, asegurando una protección completamente natural.
No solo pesticidas
El valor de los pesticidas florales también radica en el hecho de que pueden aumentar la biodiversidad. De hecho, se ha observado que cuanto mayor sea la biodiversidad en un ecosistema, más podrá autorregularse y estar a salvo de posibles desastres ambientales, como la propagación de enfermedades o maleza.
En este sentido, la investigación en el sector agrícola se centra en la transformación de monocultivos en sistemas integrados reales ricos en biodiversidad, minimizando así el impacto del ser humano en el medio ambiente.
