Cupcake y Muffin, 3 diferencias a tener en cuenta
Hoy hablamos de cupcakes y muffins, dulces típicos de la cultura inglesa y estadounidense, cuyas diferencias siguen siendo un misterio para muchos. Ni siquiera estamos seguros de que haya una diferencia real, incluso si el debate está existe y se centra en 3 puntos: cupcakes y muffins tienen una masa distinta, un aspecto diferente y, en la medida de lo posible, dos horarios distintos para tomarlas. Esto es lo que necesitas saber.
1. Cuestión de horarios
La primera diferencia que tenemos que tener en cuenta es que estos dos postres tienen un papel preciso en el día: los muffins, para los ingleses y los estadounidenses, se consumen por la mañana, en el desayuno, junto con una abundante taza de café americano.
En cambio, los cupcakes se sirven por la tarde, a modo de merienda, digamos, como acompañamiento del tradicional té inglés de la tarde. En Estados Unidos, el té no tiene tanto gancho, pero este afán por lo dulce hace que estén riquísimos incluso solos.
2. La masa
Comencemos a profundizar en el tema de los ingredientes: más o menos la masa está compuesta por los mismos productos, lo que cambia son las proporciones y, a veces, la harina. Los muffins a menudo reemplazan la harina tradicional con harina integral o de avena.
Hablemos de la parte grasa: en los cupcakes siempre es mantequilla, que puede ser reemplazada por alguna grasa líquida como el aceite vegetal. Por lo general, sin embargo, entre cupcakes y muffins, las primeras tienen más azúcar y mantequilla en la masa, por lo que a menudo se piensa que los muffins son más saludables. El problema, sin embargo, es que estos pueden tener otros ingredientes dentro de la masa, como un relleno de crema o frutas secas, disparándose así la ingesta calórica.
3. Topping
Llegamos a la última y quizás la más obvia de las diferencias: el topping. Los cupcakes casi siempre están adornados con un glaseado, llamado frosting en su país natal, que sirve para compensar una masa un poco menos rica que la de sus hermanas muffins.
Resumidas cuentas, si ves un pequeño pastelito con una copiosa decoración glaseada, será un cupcake, mientras que un muffin será más espartano y bastante menos llamativo. Sin embargo, recuerda: no basta con eliminar el glaseado del primero para convertirlo en el segundo.
