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Chocolate a la taza, la historia de la bebida de los dioses

Chocolate a la taza, la historia de la bebida de los dioses

Llega el otoño, finalmente diría alguno, y con él las oportunidades de disfrutar de esta excelente bebida, una de las más deliciosas del mundo. Pero, aunque hoy estemos acostumbrados a los tetrabriks para tomarlo en casa, hubo una vez en que estuvo reservado exclusivamente a los reyes.

El chocolate a la taza nació antes del chocolate, por si alguna vez te lo habías preguntado. Y como todos bien sabemos ahora, el cacao es originario de Centroamérica, y en concreto fue cultivado por pueblos precolombinos. Aunque hoy en día es un producto que está tan explotado que supone un peligro para los bosques, que está sujeto también a extrañas modas que quieren que sea rosa o incluso aquellos que quieren esnifarlo, el cacao tiene una historia noble, y el chocolate a la taza, quizá, incluso más.

Chocolate, palabra ancestral

Los Mayas fueron los primeros en cultivar a gran escala la planta de cacao, de modo que ya incluso unos cuantos siglos antes de Cristo había extensas plantaciones. El mismo nombre que todavía usamos hoy se deriva de la palabra con la que este pueblo antiguo llamó a esta fruta, kakaw, dos signos fonéticos recuperados en una tumba del siglo V d.C. lo confirman. Pero aún más interesante es el origen de la palabra chocolate, que en este caso se lo debemos a los aztecas con su término cacaoatl, que significaba literalmente «agua de cacao».

En los albores del chocolate, de hecho, los dos ingredientes principales eran solo agua y las semillas de esta planta, que los mayas fermentaban durante unos días, probablemente entre 2 y 8, para obtener así una bebida con sabor y aroma similares a la que conocemos hoy en día. En este punto, sin embargo, también se agregaban otros ingredientes, como el maíz (sí, en serio), o la miel (una combinación mejor). A menudo también usaban vainilla u otras hierbas aromáticas, y también frutas y flores.

Un ritual especial para la bebida de los dioses

En este punto, el chocolate arcaico se mezcló con una técnica muy especial que implicó el paso de la bebida entre dos recipientes, generalmente jarrones, hasta que se formaba una espuma de la que tenemos evidencia gracias a algunos hallazgos de la época. Esto también fue una prueba de la fermentación del producto, que en algunas ocasiones también podría consumirse caliente.

Solo los guerreros, los nobles y la familia real podían consumir esta bebida, y solo en ocasiones especiales como el final de banquetes importantes o ceremonias sagradas. Si se descubría que algún ciudadano de a pie hubiera podido consumir cacao, casi seguro que su castigo sería la muerte, ya que, como el maíz, esta semilla se consideraba divina. Durante los sacrificios, el antepasado del chocolate moderno podía incluso mezclarse con la sangre de los sacerdotes y ofrecerse en agradecimiento a los dioses.

La próxima vez que soples tu taza de chocolate hirviendo, recuerda que estás a punto de saborear algo que en la antigüedad era la verdadera prueba de la existencia de los dioses; bebámoslo pues con moderación.


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Matteo Buonanno Seves
Matteo Buonanno Seves
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Un giovane laureato in Scienze Gastronomiche con la passione per il giornalismo e il mai noioso mondo del cibo, perennemente impegnato nel tentativo di schivare le solite ricette e recensioni in favore di qualcosa di più originale.
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