Trucos para hacer un tartar de carne perfecto
¿Conoces todos los trucos para elaborar un tartar de carne digno de un chef? Este plato, muy famoso en la cocina piamontesa italiana, es perfecto para celebrar estos primeros calores del año, una receta pensada para saborear una carne de excelente calidad. No obstante, como hemos comentado muchas veces, son las cosas más simples las que a menudo ocultan los trucos más interesantes, especialmente si el objetivo es mejorar la materia prima.
1. Elige el corte correcto
Una de las preguntas más frecuentes sobre el tartar es de qué carne debemos partir. Los orígenes piamonteses de la receta sugieren que es precisamente la raza autóctona de esa región la que es la más conveniente, la famosa Piemontese. Lo que la hace única es una masa muscular más pronunciada, llamada Fassone o doble muslo. Puedes utilizar diferentes cortes, pero el más recomendado es el filete. Es mejor optar por este último, o por lo menos un corte sin demasiada grasa. Recuerda que también necesitarás un buen huevo fresco, a ser posible orgánico, del cual tendrás que usar la yema.
2. Ármate con un buen cuchillo
Este es uno de los consejos fundamentales, y que desafortunadamente casi siempre se ignora: cortar la carne cuchillo. Algunos restaurantes a menudo caen en el error y no prestan demasiada atención a la textura de la carne picada, pero digámoslo de una vez por todas: el tartar debe picarse a cuchillo, y cualquier otra técnica no debe tomarse en consideración. Entonces, si quieres prepararlo en casa, ármate con un cuchillo bien afilado, corta la carne en filetes finos, luego en tiras, en pequeños cubos y luego golpéala con un cuchillo. La consistencia debe ser casi cremosa.
3. El condimento
He aquí el quid de la cuestión: qué condimentos usar. Todo chef que se precie ha desarrollado su propia receta, con una combinación original y creativa de materias primas de primerísima calidad. El caso es que estamos tratando con sabores delicados, y lo cierto es que se necesita añadir muy poco en un bocado del cual al final no se distingue ningún sabor. Lo mejor es presentar el tartar en un plato de presentación, sazonado con un poco de sal y pimienta, y dejar que los comensales personalicen su plato de acuerdo a sus preferencias. Tener un excelente aceite de oliva, por ejemplo, o semillas de mostaza, puede marcar la diferencia. Las alcaparras y las anchoas son otro toque muy interesante, pero deben medirse con mucho cuidado para no estropear la carne.
