Suiza, no más langostas hervidas vivas: la ley lo prohibirá
Las langostas hervidas en vivo serán, al menos en Suiza, el recuerdo un pasado cruel. La ley que entrará en vigor el 1 de marzo de 2018 contempla a los crustáceos como los protagonistas de una nueva corriente proteccionista, lo que impedirá que sean hervidos aún con vida. Por supuesto, en torno a este tema han surgido 2 polos de opinión opuestos, fundamentalmente porque la maquinaria necesaria para la eutanasia de las langostas y bogavantes es bastante cara.
Una alternativa menos macabra
El motivo de semejante ley es bastante simple: la Queen’s University de Belfast, Irlanda, llevó a cabo un estudio cuyo objetivo era demostrar la sensibilidad al dolor de los crustáceos. Los investigadores han demostrado que el sistema nervioso de estos animales está muy desarrollado y, por tanto, era posible considerar que un hervor, estando aún vivos, fuera equivalente a una tortura.
Llegados a este punto, la forma más compasiva de matarlos, antes de cocinarlos, resulta ser una especie de electroshock o la conocida como destrucción mecánica del cerebro del animal. Esta primera solución, preferida por la mayoría, tiene el inconveniente de ser bastante cara: El CrustaStun, la herramienta en cuestión para llevar a cabo esta operación cuesta cerca de 3.000 euros.
Obviamente, no todos están de acuerdo con esta disposición. De hecho, hay un gran grupo de científicos que permanece escéptico respecto a esta humanización, altamente selectiva con el resto de seres vivos que empleamos para alimentamos. Sobre todo teniendo en cuenta que el debate sobre la capacidad real de los crustáceos para sentir dolor todavía está muy candente. De hecho, Robert Elwood, la persona a cargo de la investigación que ha sido evaluada en Suiza, prefiere ser prudente, negándose categóricamente a expresarse al respecto.
