¿Son los gatos intolerantes a la lactosa?
¿Acaso hay alguna imagen más icónica que la de un gato disfrutando de un buen tazón de leche? Parece obvio que para un «micho» la leche es todo menos un problema, pero las cosas son un poco más complejas: los gatos podrían ser intolerantes a la lactosa.
Gatos y lactosa, una relación compleja
En primer lugar, hay que precisar qué es la lactosa. Nada podría ser más sencillo: es un azúcar complejo - o mejor dicho, un hidrato de carbono - compuesto de otros dos azúcares, a saber, glucosa y galactosa. Este carbohidrato es típico, como su nombre indica, de la leche y los productos lácteos (no curados). Las crías de todos los mamíferos tienen la capacidad de separar esta sustancia gracias a una enzima llamada lactasa que la hace digerible. Sin embargo, después del destete, muchos de ellos pierden gradualmente esta capacidad y se vuelven intolerantes a la lactosa.
Los gatos no son una excepción, entonces, ¿Por qué tienden a sentirse tan atraídos por la leche? Estos animales no se pueden resistir a todo lo que es, o parece ser, rico en proteínas y grasas. Esta descripción encaja perfectamente con la la leche que, en el caso de los animales intolerantes, puede causarles diversos problemas gastrointestinales, llegando incluso a ser graves. Lo mejor que puedes hacer para saber si tu gato es intolerante a la lactosa o no, es intentar darle cantidades muy pequeñas de leche (por ejemplo, una cucharadita) y estar muy atento a los efectos, que se pueden manifestar incluso ocho horas más tarde.
En general, es mejor evitar dar leche de vaca a los cachorros y, en cualquier caso, siempre es recomendable escuchar los consejos de tu veterinario.
