Cómo se comen las Pringles
La pregunta «¿cómo te comes los Pringles?» es mucho menos obvia de lo que te puedas imagina. En primer lugar, empezaremos por decir que estas patatas fritas son muy diferentes de las clásicas a las que estamos acostumbrados a comer de aperitivo: su forma es absolutamente perfecta, como si un meticuloso ingeniero las hubiera hecho con molde. Sigue leyendo y te explicamos por qué.
Pringles, la anatomía de una extraña patata
Uno de los misterios que los profanos siempre han intentado comprender es la forma que tienen las Pringles, totalmente atípica con respecto a las de la competencia. Pues bien, la marca de patatas fritas Kellogg no parte de patatas enteras cortadas en rodajas, sino de un tipo de puré de tubérculos al que se le da esta forma tan particular antes de cocinarlo. Pero, todo esto… ¿para qué?
Podrías sorprender a tus amigos poniendo de relieve que técnicamente, cada Pringle es un perfecto paraboloide hiperbólico, (más fácil de hacer que de decir), cuyo propósito es proporcionar el máximo placer en cada mordisco. Pero pocos saben sin embargo que el aliño de estas patatas se coloca exclusivamente en un solo lado, el cóncavo.
Puedes entender mejor el concepto con las fotos a continuación: tendemos a comer Pringles con la típica curva apuntando hacia arriba, pero al hacerlo, el condimento tiende a caer al suelo.
Así que resulta que para comer estas patatas fritas correctamente es necesario darles la vuelta si tenemos en cuenta cómo salen del bote, para que el condimento permanezca en las Pringles. Y tú, ¿te las comías bien o no?
Fotos de Evan Lockhart/Thrillist
