Las 5 carnes más extrañas del mundo
Desde corazón de frailecillo a larvas de carcoma, un viaje a través de las fuentes de proteínas más controvertidas.
El factor cultural
El gusto es un parámetro que trasciende cualquier tipo de categorización. Siendo algo tan amplio y variado, es el resultado de la unión de necesidades, usos, costumbres y emociones enraizadas durante cientos de años en los hábitos de los pueblos a lo largo y ancho de los siete continentes. El primer ejemplo que nos viene a la mente es el de la carne de caballo, particularmente apreciada por franceses e italianos, pero que para los estadounidenses resulta increíblemente chocante.
Todo esto no es más que un problema cultural: los estadounidenses heredaron de su entonces madre patria, Inglaterra, el hábito de no comer carne de caballo, y el papel fundamental desempeñado por este animal durante el desarrollo geoeconómico de los Estados Unidos, no hizo sino reforzar esta tradición, convirtiendo en tabú en el consumo de carne de esta querida mascota. Para concluir este pequeño inciso sobre el gusto, me gustaría subrayar la inutilidad de expresar juicios que no nos competen sobre los hábitos alimentarios de otras culturas, ya que las motivaciones que empujan a las personas a comer un alimento u otro están vinculadas a factores culturales profundos, complejos e injustificables.
Balut, huevo fecundado
El Balut está muy extendido en todo el sudeste asiático, aunque tiene su origen en Filipinas. Considerado un poderoso afrodisíaco, está disponible como street-food en los distritos rojos de Phnom Pen, Hanoi y Manila. El plato consiste en huevos de pato o gallina ya fertilizados, que se comen hervidos justo antes de la eclosión, cuando el pollo ya está casi completamente formado.
Hákarl, tiburón podrido
Nos trasladamos a la fría y desolada Islandia, en donde la carne de tiburón se transforma para producir el Hákarl, uno de los platos más malolientes de la cocina Samhita. Al tiburón se le quitan la cabeza y las entrañas para luego fermentarlo bajo la tierra entre 6 y 12 semanas. Después de la exhumación, el cuerpo se secciona en rodajas gruesas y se seca al aire. El fuerte olor a amoníaco y, por qué no decirlo, el asqueroso aroma en general que desprende hace que incluso muchos islandeses sean reticentes a probarlo y a menudo proponen el Hákarl como un reto gastronómico para turistas.
Puffin Heart, corazón de frailecillo
Seguimos en Islandia, donde todavía se cazan los frailecillos por su plumaje y su carne, esta última particularmente apreciada en la cocina islandesa. La parte más valiosa de este animal es el corazón, que consumido en crudo se considera un verdadero manjar.
Witchetty Grub, las larvas de carcoma
En Australia, gracias a su alto índice de proteínas y bajo contenido en grasa, este plato ha sido durante mucho tiempo una parte fundamental de la cultura gastronómica aborigen. Incluso hoy en día es posible consumir las larvas de Anobium punctatum salteadas con una mezcla de especias o incluso crudas para los más valientes.
Paniki, sopa de murciélago
Es un plato típico de los Minahasa, originarios de la zona norte de la isa de Sulawesi, en Indonesia, que tiene como ingrediente principal el murciélago frugívoro. Este murciélago es considerado por los Minahasa como un alimento muy beneficioso debido a la dieta particularmente saludable que lleva el animal, ya que se alimenta exclusivamente de frutas tropicales. Los murciélagos, después de quemarlos para quitarles el pelo, se hierven en leche de coco a la que posteriormente se agregan hierbas y especias. Quien lo ha probado, describe el sabor de la carne como un sabor amaderado.
