Qué es la contaminación electromagnética
Para poder comprender lo qué es la contaminación electromagnética es necesario partir de la consideración de que la mayoría de los aparatos electrónicos que nos rodean cada día emiten ondas electromagnéticas: teléfonos móviles, sistemas Wi-Fi, repetidores telefónicos, estaciones de radio, electrodomésticos y lámparas. La IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer) ha clasificado las ondas electromagnéticas como grupo cancerígeno 2B, al que pertenecen sustancias como el cloroformo, el plomo y la naftalina. De aquí proviene el concepto de contaminación electromagnética. Hasta la fecha no hay todavía estudios definitivos sobre la relación entre la aparición de ciertos cánceres y la exposición a las ondas electromagnéticas, y tanto el organismo internacional como otras organizaciones científicas continúan sus investigaciones. Mientras tanto, sólo nos queda usar nuestro sentido común para entender cómo reducir la exposición a estas ondas invisibles.
Cómo reducir la contaminación electromagnética
El peligro potencial de esta nueva forma de contaminación se debe al hecho de que las bajas frecuencias a las que funcionan nuestros aparatos electrónicos son casi iguales a las de nuestro cerebro y al campo magnético de la Tierra. Una exposición prolongada, en sujetos que sufren de hipersensibilidad a los campos electromagnéticos, según un estudio de la Organización Mundial de la Salud titulado Electromagnetic Hypersensitivity de 2004 un 5%, podría causar trastornos leves como palpitaciones, náuseas y mareos o más invasivos como la aparición de ansiedad, depresión, erupciones cutáneas, trastornos del sueño y concentración, dolores de cabeza, alteraciones de la percepción sensorial y, en los casos más graves, trastornos del sistema hormonal. Por eso es importante entender cómo reducir la contaminación electromagnética.
Para protegerse contra el electrosmog se recomienda reducir la exposición a tales ondas, especialmente cuando no es necesario. Evitar estar cerca de un microondas en funcionamiento, colocar grandes electrodomésticos como frigoríficos y lavavajillas en zonas donde se pasa menos tiempo, mantener el smartphone alejado de la cabeza al menos por la noche (siempre cuando se esté cargando), apagar el repetidor de Wi-Fi durante la noche y, si es posible, colocarlo al menos a 2,5 m del suelo son sólo algunas de las precauciones. También es muy importante que los niños, inmersos en estos campos electromagnéticos desde que nacen, se mantengan alejados de estos dispositivos tanto tiempo como sea posible. Como ya os hemos dicho todavía no se dispone de datos científicos precisos, por lo que la reducción de la contaminación electromagnética depende de estos pequeños recursos.