Grecia, una tradición que va desde platos simples a postres «divinos»

Grecia, conocida como el hogar de la democracia, la filosofía, importantes principios matemáticos y geométricos y los juegos olímpicos, tiene un vínculo muy fuerte con los alimentos y los productos naturales. Por otro lado, su cocina es apreciada en todo el mundo, al mismo nivel que la italiana y la francesa.
Su historia comienza hace más de 2000 años, desde Aquiles hasta las ofrendas micénicas, pasando por los suntuosos banquetes de los últimos reyes helénicos. Muchos autores, historiadores, poetas y dramaturgos han informado en sus escritos sobre comida, banquetes, vino, aceite y queso. En la antigüedad, la cocina griega no era muy compleja, de hecho, era bastante frugal, hecha de cereales, aceite, vino, carne asada o frita y queso.
Será a partir del siglo V a.C., cuando comience una época muy próspera con los típicos banquetes clásicos. Es entonces cuando esa exaltación de la frugalidad comienza a no ser ya tan exitosa. Platón, en aquellos años, que ya estaba preocupado por la gula y la codicia de los griegos, apoyó una «dieta ideal» basada en aceitunas, cebollas, queso, verduras, garbanzos, habas y bellotas. El culmen llegaría con Alejandro Magno, que será cuando las recetas alcancen niveles artísticos muy altos.
La cocina griega actual
Como todas las cocinas, la griega también ha presenciado su propia evolución. Hoy, cuando pensamos en la tradición griega, seguramente los primeros nombres que se nos vienen a la cabeza son: Tzatziki, moussaka, souvlaki, pita y, por supuesto, la famosa ensalada griega «choriatiki». Sin embargo, hay muchos otros platos que no todos conocen y que son deliciosos si además se acompañan con el característico vino blanco retzina, con un sabor inconfundible.
A diferencia de España, en Grecia no existe el hábito del primer plato, pero en su lugar se sirven «mesèdes», que son entrantes a base de aceitunas negras, encurtidos y rollitos de hojas de parra rellenas de arroz o carne picada llamadas dolmades. Para acompañar el conjunto hay diferentes salsas que van desde el tzatziki, el famoso yogurt hecho con pepino, ajo y aceite, hasta las basadas en berenjenas, o las que tienen un sabor más intenso hecho de quesos fuertes. Todo por supuesto se debe disfrutar con el típico pan griego, el de pita, de harina de trigo integral. Una vez hayas tomado los aperitivos te encontrarás con platos principales muy abundantes, como la moussaka, una especie de pastel de carne y berenjenas cubiertas con bechamel y luego horneadas, o el souvlaki, es decir, brochetas de carne con verduras.
Curiosidades y postres literalmente divinos
Los cocineros griegos solían trabajar en las cocinas de los monasterios donde los monjes llevaban sombreros altos y negros. Así que los cocineros, para distinguirse de estos, comenzaron a usar sombreros blancos, con una forma similar a la utilizada por los chefs de todo el mundo hoy en día. En cuanto a los dulces griegos, debes saber que cada divinidad tenía su postre favorito. Para la diosa Artemisa se crearon las rosquillas en forma de media luna, mientras que durante las fiestas para el dios Dionisio se consumían dulces elaborados con miel y sésamo. Miel, sésamo, pistachos y almendras siguen siendo los principales elementos de la repostería griega, caracterizada por tener un sabor muy dulce.
