¿Cuál es la forma más rápida de enfriar una cerveza?
Una cerveza congelada es, sobre todo en ciertos momentos del día, literalmente esencial. Y, sin embargo, con demasiada frecuencia nos olvidamos de poner suficientes en la nevera, bien sea por despiste o por llevar encima alguna que otra cerveza de más. El caso es que enfriar el néctar lo más rápidamente posible se convierte en un asunto de vida o muerte. Y esta es la pregunta que se hacen todos los amantes de la cerveza casera tirados en el sofá: ¿cuál es la forma más rápida de enfriar una cerveza?
La clave está en la sal
Parecerá que cambiamos de tema, pero trata de seguirnos: en invierno las calles congeladas se tratan con sal, y mejor o peor, todos sabemos que es tremendamente útil para derretir la nieve o el hielo de la superficie de la carretera. Bueno, pues es precisamente la sal la mejor aliada de una cerveza fría.
El agua se congela, como todos sabemos, a cero grados, pero la sal tiene la fantástica propiedad de reducir el punto de congelación. Es por eso que las aguas del mar y del océano son más difíciles de congelar. Gracias a su contenido de sal, simplificando mucho la cuestión, eso reduce la barrera de los famosos 0 ° a -1,70 ° grados.
Es cuestión de física
Si agregas sal a un recipiente con agua congelada, su temperatura de congelación disminuirá. Para que lo entiendas, en menos de 5 minutos, una cerveza inmersa en una solución de este tipo estaría perfectamente lista para beber. Además, el agua es un excelente medio para transmitir calor, mucho mejor que el aire o el hielo sólido, por lo que la cerveza cederá voluntariamente su temperatura al agua; solo tienes que acordarte de mantener el cubo con la solución lo más frío posible.
A nivel microscópico, las moléculas de H2O, que pierden calor mientras la temperatura disminuye, tienden a acercarse cada vez más, formando enlaces más rígidos. La sal disuelta, sin embargo, no está tan de acuerdo con esto, y tiende a alterar este proceso, haciendo la solidificación del líquido mucho más difícil.
Entonces, en pocas palabras: ármate con un cuenco y llénalo con agua y sal, ponlo en el congelador y espera. En el momento que lo necesites, simplemente saca el recipiente (igual mejor si lo haces unos minutos antes, para que se derrita un poco), y después ya puedes sumergir todas las botellas que desees, que se enfriarán super rápido. ¡Salud!
