Botella de vino abierta, ¿cómo se conserva?
La clásica botella de vino abierta, que ha sobrado de la cena, siempre plantea la misma pregunta: ¿Cómo se conserva? Es absolutamente normal tener algunas dudas al respecto, también porque, digámoslo directamente, no hay una sola respuesta correcta. Todo depende del vino, su color, la cantidad de taninos, el grado alcohólico, la cantidad de azúcar y la temperatura en casa. Hemos recabado algunos consejos de los expertos para no cometer errores.
¿Cuánto tiempo se conserva una botella de vino abiert
La primera pregunta que nos hacemos, con una botella de vino abierta después de la cena, es durante cuanto tiempo permanecerá buena la bebida. Como ya habíamos anticipado, no hay una respuesta correcta para todas las botellas.
El enemigo del vino, una vez abierto, es el oxígeno: este elemento permite un fenómeno conocido como «oxidación», que con el tiempo influye en la bebida hasta que cambia y pierde sus propiedades organolépticas. Otro problema son las sustancias volátiles presentes en el vino, que se dispersan cuando la botella permanece abierta.
Un aspecto interesante es que no todos los vinos pasan por este proceso de la misma manera: un vino tinto no espumoso muy estructurado, con una buena graduación alcohólica y una gran cantidad de taninos, será capaz de conservar mucho mejor que un vino blanco ligero y espumoso. En este último caso, normalmente, 36 horas se consideran el límite máximo.
En el caso de los vinos tintos en general, en cambio, éste puede durar hasta 5 días, pero se aplica la regla de la cata: si no se sienten aromas o sabores desagradables, es muy probable que la botella haya resistido bien. Incluso la apariencia puede ser un signo revelador: un color más oscuro y opaco podría ser el signo de una oxidación excesiva.
¿Debe guardarse en la nevera una botella de vino que ha sobrado?
Una vez que sabemos cuánto tiempo se puede guardar una botella de vino, la siguiente pregunta es: ¿Hay que meterla en la nevera? También en este caso no hay una respuesta única, depende del vino y de la temporada.
La recomendación es que el vino se almacene en un lugar fresco y seco, lejos de las corrientes de aire y de los cambios de temperatura. En las estaciones menos calurosas estas condiciones también se pueden encontrar en casa, sin tener que recurrir a meter la botella en la nevera, lo importante es que encuentres un lugar alejado de fuentes de calor como un radiador.
En épocas de más calor, sin embargo, no hay otra solución, el vino debe guardarse en la nevera, tanto el tinto como el blanco: de esta manera el
frigorífico funciona como un ambiente protegido, manteniendo una temperatura fresca y constante. El frigorífico también eliminará el problema de la luz, ya que los rayos del sol pueden acelerar los fenómenos de la oxidación del vino.
